sábado, 15 de octubre de 2022

Raíces Fuertes

Durante un tiempo fuí vecino de un médico cuyo pasatiempo era plantar  árboles en el enorme patio de su casa.  

Desde mi ventana veía como día a  día los plantaba. Lo que más me llamaba la atención era que no regaba  los arbolitos. Tanta era mi curiosidad que un día fuí a preguntarle. 

Me dijo que si regaba sus arbolitos, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando el  agua que él diariamente les daba. 

Al no regarlos, éstos tardarían más  en crecer, pero sus raíces se verían obligadas a profundizar en la  tierra en busca del agua y de los nutrientes que se encuentran en las  capas más profundas del suelo.

Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes.  

Al cabo de un tiempo fuí a vivir a otro país, cuando después de varios  años regresé a mi antigua casa, noté que mi vecino había cumplido su  sueño, tenía un hermoso bosque.  

De pronto llegó el rigor del  invierno y en un día muy ventoso, cuando todos los árboles de la calle  estaban arqueados por el viento, pude notar la solidez de los árboles de  mi vecino, que casi ni se movían.

Las adversidades por las  cuales aquellos árboles habían pasado, al ser privados de agua, les  había beneficiado mucho más, que el confort o un trato mucho más  delicado.

Todas las noches antes de ir a acostarme doy siempre una mirada a mis hijos. Les observo y veo cómo ellos van creciendo.

“Siempre pedimos que las cosas sean fáciles, pero en verdad lo que  necesitamos es pedir que en nuestro interior se formen raíces fuertes y  profundas; de tal modo, que cuando las tempestades lleguen, sin previo  aviso y los vientos helados soplen, seamos capaces de resistir en lugar  de ser derrotados y derribados como lo son los árboles sin raíces  profundas". 

Texto de la Web

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